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Especies en el jardín

Señores del lado oscuro

Cuando la humedad sea nociva para alguna u otra planta dentro de la casa o en el jardín, que no se hable más: la opción es cultivar helechos, siempre verdes, decorativos, algunos delicados y otros nada exigentes. Aquí, solo algunas de las muchas especies.

Texto, Mireya Díaz Soto. Fotografías, Carla Pinilla.

El helecho es una planta común y corriente, ampliamente conocida, pero dentro de este género existe una gran cantidad de especies. Se dice que son de las plantas perennes más antiguas del mundo. De hecho, su representante fósil más antiguo data del período Devónico, hace unos 390 millones de años, de la era Paleozoica. Su origen no está en un punto determinado, sino en diferentes lugares del planeta. En cuanto a su distribución geográfica, el 10% de las especies son cosmopolitas, mientras que el resto es frecuente en zonas bien circunscritas. El 40% es endémico de América Central y Sur (trópicos). Según un informe de la Universidad Central, se piensa que actualmente su número ha disminuido en comparación con otras épocas geológicas. Uno de los problemas para su dispersión sería la corta vida de las esporas encargadas de reproducirlos.

Los helechos agradecen las temperaturas uniformes y condiciones de alta humedad, aunque hay algunas especies xerófilas (Cheilanthes, Notholaena y Polystichium, todas chilenas) que se adecuan perfectamente a sitios más áridos y con mucha luz, al contrario de la mayoría, cuyos requerimientos lumínicos son, en general, bajos. Es más, a un helecho nunca debe llegarle el sol de la tarde.

Como carecen de semillas, flores y frutos, su reproducción se produce a través de las esporas. Estas se desarrollan al interior de esporangios que se presentan formando manchitas en el reverso de las hojas. Generalmente son muchas y muy ordenadas en el ápice o a lo largo del margen de la fronda. El tamaño varía de acuerdo a cada especie, en algunas son muy evidentes y en otras no están al alcance de la vista.

En cuanto a sus raíces, estas son adventicias, lo que quiere decir que son ocasionales y su existencia no es constante. El tallo es predominantemente subterráneo, con excepción de los helechos arbóreos cuya altura puede alcanzar hasta 20 metros.

Como consejo, el helecho es un muy buen tapizante de sombra, ideal para lugares umbríos y húmedos. Hay algunos cuyo crecimiento es rápido, por lo que son óptimos para espacios que se quieren cubrir. De acuerdo al que se escoja, podrán plantarse en la tierra (ácida, con buen pH) o en macetas y jardineras, en el suelo o colgando. Lucen bien solos y si tienen compañía, sus mejores vecinas son las azaleas y especies propias de bosques.

El riego varía de acuerdo a cada época del año (más agua en verano y menos en invierno), pero no hay que descuidarse, lo mejor es tantear la tierra y verificar que siempre esté húmeda.

En general no son atacados por pestes o insectos, salvo el caso del Phlebodium aureum que puede tener al caracol como huésped. La poda se realiza en cualquier época del año.

Existen varios helechos nativos. Entre los más conocidos y empleados en paisajismo están el Adiantum chilense, denominado comúnmente “palito negro o culantrillo”, y Blechum chilense, llamado también “palmilla o costilla de vaca”. Ambos se extienden en el terreno por rizomas rastreros y se puede obtener una nueva plantita por división de la mata.

Aquí presentamos algunos ejemplares, para conocer más sobre ellos:

Polypodium virginianum: por su tamaño, es recomendable plantarlo en macetero. Su sistema de reproducción es por separación de la mata. No necesita de mucha humedad. En invierno madura y sus hojas onduladas adoptan un tono rojo. Proviene de América del Norte.

Pteris cretica ouvrardi: sobre todo en tierra, su crecimiento es bastante rápido. Su aspecto es el de una planta fresca, pero también muestra sus frondas viejas. Estas tienen un color verde muy oscuro, mientras que las hojas nuevas tienen una tonalidad más clara. Sus esporas forman una línea muy fina, como de café, por el borde de las hojitas. Proveniente de África, Europa sur y Asia, esta planta que no exige mayores cuidados puede llegar a medir 80 cm de alto.

Adiantum trapezifoorme: su tallo es negro y la hoja es la más ancha y redonda. Es una de las especies más lindas, sobre todo por el colorido de la fronda, que cuando está nueva es rosa pálido y a medida que envejece adopta un color verde claro. Lo mejor es plantarlo en la tierra, con bastante humedad, porque en macetero se pone triste. Para reproducirlo es más rápido hacerlo por división, ya que vía esporas es muy lento. Proviene del sur de Perú.

Adiantum raddianum o Pedatum aleuticum: posee tallos lisos, delgados y negruscos. Sus frondas son delicadas, verde claro y cada hojita se parece a un trébol, pero unido. El suelo donde se plante debe ser ácido y resiste temperaturas de hasta -5 ºC, en climas templados.

Polypodium crassifolium: de verde limón intenso, este helecho no tiene esporas y no necesita mucha humedad; con un riego semanal es suficiente. Su crecimiento es muy lento y alcanza hasta 20 cm de altura. También se demora en ramificar sus irregulares hojas, todas diferentes entre sí. Esta especie de México, América Central y del Sur, se desarrolla mejor en maceta.

Cyrtomium falcatum: también se le conoce como “hoja de avellano”, por su similitud con ese árbol. Sus frondas son más anchas y separadas, muy brillantes, lanceoladas y con pínnulas verde oscuro. Originario de Japón, Corea y China, este helecho de crecimiento medio resiste hasta 0 ºC con protección, y alcanza una altura de 60 cm y 45 cm de diámetro.

Phyllitis scolopendrium liso: proviene de Europa, Asia y noroeste de América del Norte. Este helecho, de nombre común “lengua cervina”, tiene hojas largas, de disposición vertical y verde más bien claro y brillante. Se desarrolla muy bien en suelos alcalinos. Puede alcanzar hasta 75 cm, y en climas templados resiste hasta los -15 ºC.

Alsophila australis o Cyathea australis: originario de Australia, es una de las especies más antiguas y entra en la clasificación de los helechos arbóreos. Su tronco es muy parecido al de la palma. De crecimiento lentísimo (el de la imagen ya tiene ocho años), sus requerimientos de agua son más bien bajos.

Nephrolepis exaltata: originaria principalmente de Florida, México, Brasil y Antillas. De crecimiento muy lento, es apropiado para colgarlo, porque su fronda de hojas muy tupidas se desarrolla hacia abajo. La que sale en la imagen es cultivar, es decir, que se ha formado en criadero. Puede alcanzar medio metro de diámetro.

Woodwardia radicans: originaria de Europa y Asia, es ideal para cubrir suelos, ya que crece hacia los lados con las frondas en forma de arco. No resiste heladas ni sol directo. Genera plántulas en el ápice de la hoja y cuando caen comienza su multiplicación. Es de crecimiento mediano y consigue una altura máxima de 1.80 m y 3 m de diámetro, en tierra.

Microlepia platyfilia: esta es una especies arbórea un tanto invasora. El verde de las frondas se va aclarando hasta llegar al amarillo en las puntas, lo que lo diferencia de otros helechos. Necesita mucha agua, y la luz del sol únicamente de 8 a 10 horas. En este ejemplar es donde mejor se aprecia la forma en que crecen los tallos de los helechos: como un espiral que se desenrolla a medida que obtiene altura.

Phlebodium aureum: sus esporangios están por el envés de la fronda, lo que lo hace muy atractivo ya que a medida que estos se desarrollan van cambiando de color. Comienzan con un amarillo pálido para llegar a un naranja cafesoso, cuando se pueden sacar. Este helecho, que prefiere la tierra en vez de la maceta, es muy delicado y sufre los ataques de caracoles y babosas. Su altura alcanza el metro.

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