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Parques

Oasis para todos

Consultamos a una serie de expertos en urbanismo y paisajismo para saber cuáles son los mejores parques urbanos de Santiago. Con sus votos y visitas en terreno elaboramos un ranking con siete imperdibles.

Texto, Soledad Salgado S. Fotografías, Carla Pinilla y José Luis Rissetti.

Quinta Normal:
Una joya

Si bien el parque comenzó a desarrollarse hacia 1842, fue durante las primeras décadas del siglo XX cuando se convirtió en punto de reunión de intelectuales, aristócratas, políticos y burgueses, hasta que, con la migración de la clase alta al oriente, tomó un perfil transversal para toda la sociedad. Ubicado en Matucana, entre Portales y Santo Domingo, y remodelado en 2010 al recuperar 4 de sus 36 hectáreas, es uno de los principales lugares de esparcimiento, con visitantes que se refugian al alero de sus árboles centenarios y pasean por sus senderos de maicillo, varios de los cuales conectan con una amplia oferta cultural. Esto, porque al interior se ubican el Museo de Ciencia y Tecnología, el Museo Nacional de Historia Natural y el Museo Ferroviario, sin contar con que está frente al Museo de la Memoria y el Artequín. Otra de las principales atracciones es la remozada laguna con patos; hay también juegos infantiles, una cafetería para descansar, baños públicos, arriendo de carritos los fines de semana y una gran explanada con mobiliario en obra que da un aspecto muy contemporáneo al acceso. Desde 1976 es Santuario de la Naturaleza, por la diversidad de especies vegetales que alberga. En 2013 fue elegido por la revista Travel+Leisure como uno de los parques más bellos del mundo.

“Tiene una escala y un programa muy entretenido de recorrer. Es de los parques con mayor variedad de especies de árboles, una joya de la capital”, dice Martín del Río, director de Ladera Sur. La arquitecta Pía Montealegre agrega: “La nobleza de sus árboles y edificios antiguos en diálogo con la intervención de Teodoro Fernández muestra la solidez histórica de la disciplina paisajística en Chile”.

Bicentenario de la Infancia:
Por los niños

Diseñado por la oficina Elemental, este parque fue inaugurado hace 13 años a los pies del cerro San Cristóbal, pensado para la diversión y estimulación psicomotora y sensorial de la primera infancia, con juegos originales en medio de un entorno natural. Cuenta con 1.800 m² de juegos infantiles, en los que hay 60 toboganes de hormigón en forma de cascada, especies de casitas de pájaros para que ingresen los más pequeños y juegos de agua. Si hasta la reja perimetral, que otorga un alto grado de seguridad, se transforma en un circuito 3D de 310 m de largo tipo laberinto con resbalines. “Cada vez que he ido con mi hija confirmo lo bien hecho de los juegos, y lo diferente y entretenido que es. Da gusto ver proyectos bien pensados y llenos de gente”, dice Martín del Río. “Tiene una arquitectura de primer nivel y un excelente grado de conservación”, agrega Martín Andrade, exdirector de la Fundación Mi Parque y actual director del Parque Metropolitano. Según explican en la red Parquemet, a la que pertenece, suele recibir más de cien mil visitantes al año. Uno de los últimos proyectos fue acolchar el suelo de una de las zonas de juego entre los árboles.

“Se trata de un diseño sensato y sencillo que no solo recrea a sus visitantes, sino que educa en una nueva forma de intervenir y usar el paisaje”, dice Pía Montealegre.

Parque Metropolitano:
Icónico

“En términos de su contribución al medio ambiente, es el parque más importante de Santiago y uno de los más icónicos a nivel latinoamericano. Con sus 700 hectáreas, constituye una infraestructura verde clave para la provisión de servicios ecosistémicos, programas de ocio y recreación”, comenta Osvaldo Moreno, jefe de programa del Magíster en Arquitectura del Paisaje PUC. Alberga varias posibilidades de esparcimiento: desde las piscinas Tupahue y Antilén, hasta el zoológico y el renovado teleférico, que fue remodelado en 2016 con cabinas para seis personas y con portabicicletas. Hay sectores para hacer asados, otros más de contemplación, como los miradores o el jardín japonés; también senderos de bicicletas y zonas de ejercicio. Desde fines de 2018 hay buses a gas que llevan de una parada a otra, cobrando por tramo. “Este parque reconoce a Santiago como una ciudad anclada en la cordillera de los Andes”, dice el arquitecto y paisajista Teodoro Fernández.

Bicentenario:
Vitacura verde

Para Martín del Río, es uno de los parques que se convirtieron rápidamente en un centro importante para hacer deporte y estar en familia: “Me gusta cómo se escondió la Costanera Sur y se conectó visualmente con el Parque Metropolitano. En 20 años los árboles tendrán un gran tamaño y será realmente un lugar único”. Terminado en 2010, en sus 27 ha acoge 4 mil árboles (1.300 de especies nativas). El lugar recibe 28 mil visitantes al mes, quienes disfrutan de juegos infantiles, circuitos para trote, paseo y bicicleta, áreas de relajo con reposeras y césped, cafetería, un sector de recreación canina y una espectacular laguna con cisnes de cuello negro y peces. También acoge esculturas de gran formato, de autores como Cristina Pizarro, Hernán Puelma y Sergio Castillo.

“Es el Porsche de nuestros parques urbanos, tiene altos estándares de diseño y calidad. Siempre limpio, bien equipado. No debiéramos apuntar a menos”, dice Montealegre. Su arquitecto, Teodoro Fernández, añade: “Es descubrir un lugar memorable en una comuna central”.

André Jarlán:
Milagro urbano

Inaugurado a fines de los 90 en Pedro Aguirre Cerda y diseñado por Alberto Montealegre, fue proyectado en un relleno sanitario que recibía basura de la ciudad. Su ejecución permitió dotar al sector de un increíble pulmón verde de 10,9 ha, donde hay una minipista de patinaje, cancha de básquetbol, juegos infantiles, baños, bebederos, amplias avenidas y senderos de maicillo. Aquí destacan especies como eucaliptos, pimientos del norte, maitenes, quillayes, palmeras y trepadoras que cubren una serie de pérgolas. “Es uno de los ejemplos más notables de los efectos de un parque en términos de justicia social, como parte del Programa de Parque Urbanos del Minvu que impulsó el gobierno de Aylwin en los 90… el sentido de pertenencia que la comunidad consiguió se verifica en su impecable estado de conservación”, dice Pía Montealegre. Martín Andrade coincide: “Es muy bonito, con tremendo significado y da mucho orgullo a los habitantes del sector”.

Víctor Jara:
Gran solución

La pista de skate de este parque es sin duda una de las principales atracciones. El parque inundable Víctor Jara –capaz de contener y regular las crecidas del Zanjón de la Aguada– promete ser uno de los principales espacios urbanos con un total de 60 hectáreas que están en plena ejecución, ya que solo dos etapas están disponibles por el momento. Con carácter intercomunal, ya que sirve a las comunas de San Miguel, San Joaquín y Pedro Aguirre Cerda, cuenta con cuidados sectores de estar, césped, juegos infantiles –algunos con sombreaderos, juegos inclusivos, máquinas de ejercicios, bebederos y una larga ciclovía para recorrerlo en su extensión. “En la etapa tres están considerados espejos de agua, una cancha deportiva y camarines. Y una cuarta tendrá una laguna artificial”, explica Jaled Churiye, Jefe de la Dirección de Desarrollo Urbano e Infraestructura de San Joaquín. Destaca en el lugar un gran mural realizado por muralistas y grafiteros liderados por Alejandro “Mono” González en homenaje al cantautor Víctor Jara. Osvaldo Moreno lo destaca por su carácter innovador: “Es el resultado de la articulación de requerimientos hidráulicos orientados a prevenir inundaciones y la necesidad de áreas verdes y espacios públicos en una zona particularmente desprovista de ellos”. Entre las especies vegetales hay nativas, como quillayes y bellotos, y especies introducidas, como jacarandás, plátanos orientales, ceibos y magnolios.

Cerro Santa Lucía:
Sentir la historia

Héctor Flores, El Mercurio.

Junto con el Parque Cousiño –según explica Pía Montealegre– fue el origen de los parques urbanos en Chile, y desde su creación, por su posición central, fue pensado como un paseo democrático y accesible. “Es un oasis muy efectivo para distanciarse y tomar perspectiva de la ciudad en medio de la rutina”, dice. “Es un salto de la ciudad colonial al Santiago del siglo XIX”, agrega Teodoro Fernández. Proyectado hacia 1875, es uno de los sitios más visitados por los turistas, transformándose en un icono de la capital, y a pesar de su antigüedad, tiene un muy buen estado de conservación, hecho que destaca Martín Andrade. Allí se pueden encontrar construcciones históricas como el Castillo Hidalgo y valiosa ornamentación traída de Europa, como estatuas, fuentes, jarrones y hasta el cañón español que se dispara al mediodía. Un paseo imperdible que tiene como plus las hermosas vistas del centro de Santiago y espacios muy fotogénicos, como las terrazas Neptuno y Caupolicán; en especial en esta última, no hay que dejar de admirar la escultura en bronce de Caupolicán, hecha por Nicanor Plaza en 1868.

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